Frente a los muros
de Carcassonne
mi señor Trencavel
la batalla perdió.
Murió mi vida,
vivió mi muerte
frente a las puertas
de Carcassonne.
Por unos ojos,
por unos ojos...
corrí en ayuda
de mi señor,
pero ahora mismo
ya no recuerdo
ni su color...
Sólo una niebla
húmeda y fría
alrededor,
de color rojo
como la sangre
que en Carcassonne,
frente a sus fosos,
entre las flechas,
se derramó.
Solo, estoy solo.
Sólo la niebla:
frío rubor,
niebla tan roja
como el combate...
¿será castigo
al que mató?
Por unos ojos
que no recuerdo
luché y maté
como un león,
pues si él sus tierras
recuperaba
un desposorio
me prometió.
Mas no recuerdo,
no los recuerdo....
ya ni la música
recuerdo yo
de aquella noche
junto a las flores
en el castillo
de mi señor...
He olvidado,
he olvidado,
así, de pronto,
y sin razón
lo que no es guerra,
lo que no es sangre,
¿será castigo
al que mató?
Y no me acuerdo
de aquella música...
ya ni las flores
recuerdo yo.
Sólo la muerte
sobre la muerte
frente a los muros
de Carcassonne.